Un álbum de fotos para no olvidar nunca ...

Perder a un ser querido es duro. Lo que queda son los recuerdos que afloran regularmente en los días y semanas posteriores a la muerte. Pero de repente ese flujo de historias se seca y las cosas se calman. Un punto difícil en el proceso de duelo. Los seres queridos sólo quieren atesorar esos momentos. Un libro de recuerdos con fotos es entonces una solución bonita y duradera. Nos gustaría contarle por qué…

La gente hace el duelo a su manera. Hablar a menudo ayuda, pero no con todo el mundo. La música también tiene un efecto curativo, al igual que las fotos. Algunas personas eligen un cuadro llamativo en la pared. Otros consideran que un sutil marco en el armario, entre otras fotos, aporta suficiente emoción. En cualquier caso, es una buena manera de acostumbrarse al hecho de que alguien ya no está.

Otra solución es un álbum de fotos que sólo miras cuando sientes la necesidad. Si un libro así tiene una cubierta bonita, puede ser como un marco en el armario. ¿Sigue doliendo demasiado? Pues ponlo en la estantería. De esta forma no te enfrentas a ello cada vez, pero siempre tienes las fotos a mano.

La gente guarda muchas fotos -y por tanto recuerdos- en un disco duro, una memoria USB o en algún lugar de la nube. A pesar de nuestra infinita confianza en los archivos digitales, éstos también pueden perderse, “corromperse” o dañarse. Con un libro de recuerdos tangible, se reducen las posibilidades de que estos momentos se pierdan.

Hablar de alguien que ya no está a veces es difícil. Si sacas un álbum de fotos, las preguntas, las conversaciones y las historias surgen de forma natural. Al fin y al cabo, las fotos son un medio de comunicación apropiado para cualquier edad.

Perder a alguien significa que ya no puedes tocarlo, y eso a menudo duele. Un álbum de fotos físico puede reconfortar en ese momento. Permite a las familias en duelo aferrarse literalmente a los recuerdos. Para siempre.

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